sábado, 4 de septiembre de 2010

Vamos por ancho camino



"Somos cinco mil
en esta pequeña parte de la ciudad.
Somos cinco mil
¿Cuántos seremos en total
en las ciudades y en todo el país?
Solo aquí
diez mil manos siembran
y hacen andar las fábricas.
¡Cuánta humanidad
con hambre, frío, pánico, dolor,
presión moral, terror y locura!"

Los versos anteriores corresponden al último poema escrito por un hombre que se transformó en leyenda. Después de su trágica muerte y de la condena absoluta de su legado artístico a morir en el más terrible abandono, es la gente, el pueblo de Chile, la que se ha encargado de pintar su rostro en murales, imprimir cancioneros, rendirle tributos y mantenerlo en la memoria colectiva.

¿Quién lo diría? Víctor Jara vive. Y se ha vuelto inmortal.

Actor, director y músico, Jara fue un artista infatigable, y sin duda es uno de los mejores ejemplos de cómo el talento y el trabajo duro se pueden imponer a la adversidad. Sí, eso que todos conocen como meritocracia. Nacido y criado en Lonquén, Víctor tuvo una infancia dura, marcada por el abandono de su padre, Manuel, y por el amor de su madre, Amanda. Su primer acercamiento a la música fue gracias a ésta última, que oficiaba de cantora en bautizos y eventos sociales.

A la muerte de Amanda, le siguieron su paso por el Seminario, el servicio militar, su trabajo en el coro de la Universidad de Chile (donde conoció a Joan Turner) y sus estudios de teatro en la misma casa de estudios. Víctor no tenía hogar, por lo que dormía en los camarines del Teatro. Poco a poco, se abrió paso en el mundo del arte, ejerciendo además como director de teatro y participando en el grupo folclórico Cuncumén, con quienes viajó por Europa, componiendo sus primeras canciones.

Luego vendrían su periodo como director artístico de Quilapayún (1966-1969) y su carrera de cantautor, liderando el movimiento de la Nueva Canción Chilena. Nada parecía detener a Víctor... hasta que 44 balas silenciaron su voz. Pero sólo de forma momentánea, porque su espíritu está más vivo que nunca.

"El odio quedo atrás
no vuelvas nunca,
sigue hacia el mar
tu canto es río, sol y viento
pajaro que anuncia la paz"


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