jueves, 1 de marzo de 2012

La terrible canción Nº 1


"Cómo un payado desnuda a su esposa en la carpa
todos se han ido el circo acabó la función
me llueve sangre de cristo en la cara
quiero ponerme a gritar
me besa muerto la novia me abraza
flor de un amor funeral"

Late, llueve. Santiago, julio de 2011. Latía y llovía por esos días en las calles de la ciudad. Mi ciudad. No sabía cómo resultaría la aventura de volar por mí mismo. No tenía idea de cómo sería Boulder. Pero poco me importaba. Ahí estaba, viviendo mis últimas noches en aquella ciudad mágica como si el mundo se fuese a acabar. Noches de cueca y cumbia en el galpón Víctor Jara, noches de salsa en Bellavista, noches de música popular con Banda Conmoción, Chinoy y Chico Trujillo. Noches con la gente que me quería y a quienes quería. Mis últimas noches.

Recuerdo el cielo gris y aquella humedad de los días lluviosos como si fuese ayer. Mi Santiago querido. Tantas veces he maldicho el destino de haber nacido y crecido en tus calles, y mira cuán profunda es mi nostalgia en esta gélida noche.

Camino hacia Las Rejas con Alameda. Me pongo mis audífonos y el tiempo se paraliza. Los recuerdos me invaden, pero sé que debo ser fuerte y seguir mi forma de vivir. Debo seguir aquel sueño que un día se atravesó en mi camino. Necesito empezar mi propia aventura. Pero sobre todo, necesito volar por mí mismo.

Adiós montañas, adiós invierno, adiós amigos, adiós familia. Me despido de este cielo gris. Hasta siempre, Santiago.

Gracias, Manuel.