sábado, 27 de octubre de 2007

Pokemones, emos y pelo lais


Definitivamente no entiendo a los adolescentes de ahora. ¿Qué es eso de ser pokemon o pelo lais? ¿Quiénes, dentro de toda la fauna quinceañera, entrarían a formar el grupo de los "emo"? El otro día, saliendo de una clase de matemáticas que hago para niños de enseñanza media, le pregunté a don Rorro:

- ¿Oye, tú cachai si alguno de estos cabros es un pokemon?

Y él, aguantándose su estruendosa risa, me indicó a la Vivi, una niña de 15 años que iba caminando con sus amiguis cinco metros adelante nuestro. La miré y tenía toda la pinta de lo que yo entendía como pokemon: ojos medio achinados, maquillaje y corte de pelo con tintes orientales y, por último, piercings en la nariz y los labios. Se veía recién salida de una serie ANIME. El problema es que hoy, disfrutando de una interesante instancia recreativa (asado de 40 personas con mucha carne, choripanes, cerveza, pisco y ron, más la infaltable música pachanguera), me di cuenta de que estaba profundamente equivocado con respecto a la Vivi. Todo gracias a la Jani, la polola de un compañero de la U que estaba presente en el lugar.

Ella sí que se manejaba en el tema. Cuando le pregunté por este asunto, me dictó cátedra, permitiéndome despejar una de las tantas dudas intrascendentes que me aquejan en mis momentos de ocio, especialmente con respecto a la música que escuchan los adolescentes hoy en día. Acá va un extracto de lo que me contó:

- Pokemon:

Son cabros chicos que se visten con ropa oscura, preferentemente azul o negro. Les encanta llevan chapitas en sus mochilas. Tanta es su devoción por esos cachivaches, que incluso se compran chapitas de bandas que jamás en su vida han escuchado (todo sea por no quedar OUT). El pelo es todo un tema: los hombres mechas paradas, y en la parte delantera tienen el característico langüeteado de vaca, mientras que las mujeres lo llevan liso, con un largo máximo que llega a los hombros. Con respecto a la música, los gustos son diversos entre ellos, pero con un eje común: TODOS BAILAN REGGAETÓN.

- Pelo Lais:

Se clasifican en dos tipos: las que realmente lo son, y las que desean llegar a serlo. Las auténticas pelolais van en colegios con mensualidades estratosféricas (llámese Colegio ignaciano de niñas, colegio teresiano de niñas, u otras variantes), ubicados en Las Condes, Vitacura, La Reina, La Dehesa, etc. Las que desean llegar a serlo son de estratos socioeconómicos inferiores. Sin embargo, existe un punto en común: la ropa (LO MÁS TOP POSIBLE), el pelo (la clásica "ola" sujetada por un fino pinche) y, por supuesto, la música. Todas las pelo lais escuchan la música que se baila en Sala Murano.

- Emo:

Incluye a todos los adolescentes que han pensado, intentado o intentarán suicidarse en el corto plazo. Curiosamente, la mejor forma de identificarlos es la música: ultra depresiva, donde las bandas típicas que escuchan son Evanescence y Nightwish, entre otras. Importante es el hecho de que la inclinación es claramente rockera.

Nótese que ninguna pelo lais es flaite (o sea, ¡¡imposible!!), pero si un adolescente es pokemon, no necesariamente será flaite. Con respecto a los emo, no son llamativos, desde el punto de vista estilístico, en relación a los dos tipos anteriores.

Luego de la magistral clase que me dio la Jani con respecto a las tendencias actuales, pensé que estaba listo para clasificar a la Vivi. El problema es que ella escucha la música de los emo, pero no es depresiva. Al contrario, es muy buena para reírse. Tiene cara de pokemona, pero le carga el reggaeton. Y por último, la ropa que usa se asemeja al estereotipo de las pelo lais....

¡PLOP!

P.D.: Si alguien cacha más del tema, por favor postee y dígame qué es la Vivi.

lunes, 22 de octubre de 2007

Broken Glass



Noche de verano. Íbamos de regreso a Icalma, un pintoresco pueblito del sur de Chile, IX Región, prácticamente al lado de la República Argentina. Cinco individuos cansados después de un hermoso (y a la vez agotador) paseo por el día, a bordo de un auto. Hasta que, de repente, divisé una luz en el horizonte, justo sobre unas colinas. La luz era tan débil, que pensé que se trataba de
fumarolas arrojadas por uno de los muchos volcanes de la zona. Justo en ese instante, la voz de Anneke me susurraba al oído..."breath the air through the water"...


Icalma. Muchas cosas se me vienen a la cabeza al recordar dichas letras...I-C-A-L-M-A...A veces, cuando me siento agobiado por nimiedades que creemos relevantes, cierro mis ojos y vuelo hacia Icalma....y entonces aparecen visiones: la vieja de las papas fritas, las fogatas con un roncito en la mano, las historias de terror nocturnas, los paseos al cerro, los asados, las tardes ociosas jugando a las cartas con las tías o leyendo un libro, el lago, la lluvia, el olor a tierra, la chica del cyber, la Graciela vendiendo artesanía pehuenche, las nubes, el Antorio llorando....y el verano que se fue.

De repente mi papá preguntó:

- ¿Qué es esa luz que se ve en el cielo?

Y empieza una conversación donde predominan las teorías más absurdas con respecto al origen de aquella luz misteriosa. La más disparatada es la de mi vieja, quien nos jura de guata que dicha luz proviene del letrero de una multitienda (?!!!!?¡?!!!!?¡????), cuando nos encontramos en un camino rural de la precordillera de la Araucanía, donde el diablo perdió el poncho. Con el fin de
zanjar la discusión, la Pepa, sabiamente, nos dice:

- No vamos a saber de dónde viene esa luz hasta que hayamos pasado por esta parte del camino.

Era cierto. Mi linda primita, la más chica de los tripulantes del auto, sólo apeló al sentido común. El camino estaba rodeado de cerros en ese tramo....sólo había que esperar.

De pronto, el horizonte se despejó....y apareció el cometa. Todos boquiabiertos. Un sonoro kri kri retumbó dentro de ese auto. Mi papá sólo atinó a detenerse. Nos bajamos, y miramos. Nunca en mi vida había visto algo igual. Se podían distinguir claramente la cabeza y la cola del cometa. Se veía tan grande, imponente y destructor, que no pude evitar urgirme, recordando aquellas películas sobre megacatástrofes (llámese "Impacto Profundo" o "Armaggedon").


Después de un silencio sobrecogedor, mi vieja, que en el instante en que nos bajábamos del auto se había ido de bruces, luciendo un pintoso moretón en su rodilla, solicitó a la tropa regresar al auto para reanudar el camino de regreso. Nos subimos y, sin quitar la vista sobre el cometa, me puse los audífonos.

Una vez que todo el clan regresó del paseo del día, armamos una fogata, donde el comentario obligado era el cometa. La Folota, que se vino una hora después que nosotros, nos contó que había pasado a un boliche a comerse un completo antes de emprender el regreso, y que por el televisor que había en el local se había enterado de que, justo por esos días, el cometa McNaught podría ser observado a simple vista durante una hora, al anochecer, en la Novena Región.


Cuando cierro los ojos, veo Icalma. Pero cuando además de cerrarlos, llegan a mis oídos las melodías de Broken Glass, retrocedo en el tiempo y respiro Icalma.

Gracias, The Gathering.